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jueves, 27 de marzo de 2008

Ochocientas noventa y seis locas



Siento la forma esférica del pomo en la palma de la mano derecha. Es agradable. Una simbiosis perfecta entre la esfera y la mano; bien podría disfrutar de esta sensación un buen rato. Estos pensamientos no son más que distracciones ¿No te das cuenta? Abro la puerta con un gesto firme y seco y entro sin voluntad. No soy yo, soy el que me observa mientras abro y entro, es el único modo que conozco de vencer la cobardía. Cinco peldaños de bajada conducen a un espacio elíptico. Camino hacia adelante sin titubeos, con la vista al frente. A mi alrededor, ochocientas noventa y tres locas parecen no percatarse de mi irrupción entre ellas. Me envuelve una masa caótica de gestos crispados, cabezas retorcidas, posturas imposibles, miradas vueltas del revés... ¡No les mires a los ojos, joder, mira la puerta! Enfrente está la puerta de salida. Me falta una eternidad para llegar a esos escalones y me parece que estoy empezando a entrar en pánico. No seas cobarde ¡no pares de caminar! Unas guedejas ásperas me golpean la cara y tras ellas, un rostro exhibe ante mi un gesto indescifrable a la vez que me clava su mirada vuelta del revés. No me ve, lo sé. Un latido cargado de adrenalina ha conseguido que apure el paso, la respiración y el pánico. Si permanezco mucho más tiempo aquí, se me crisparán los brazos, se me retorcerá el cuerpo y perderé la mirada para siempre.... ¡para siempre! Qué dolor en el pecho, el corazón me late tan fuerte que me hace daño. Me siento tan alerta que podría perder los nervios de un momento a... No, no, no. Piensa en otra cosa. Ya falta poco. Sólo un tercio más de camino hasta el primer escalón. Aguanta. Sólo un tercio. No mires alrededor. ¡No pierdas de vista esa puerta! Joder, no me había dado cuenta del silencio que hay aquí. No se oye nada más que el sonido de mis pasos. Ochocientas noventa y tres locas no paran de moverse y no se oye nada... no es posible... Tengo ganas de llorar, de gritar, estoy a punto de derrumbarme... no podré... no... Un escalón, ¡sí, sí!... dos, tres, cuatro. Miro hacia atrás. ¡No estúpido, abre la maldita puerta ahora! ¿En qué demonios estás pensando? Esos... esos gestos son imposibles de mantener así, estáticos... esas posturas desafían la gravedad... silencio absoluto... ni un sólo movimiento. Las ochocientas noventa y tres locas se han detenido bruscamente, como si alguien le hubiese dado al “pause”. Pero hay una diferencia. Mil setecientos ochenta y seis ojos se dirigen hacia mi, me observan. Hieráticos. Mudos. Tengo ochocientas noventa y tres miradas vueltas del revés clavadas sobre mi. ¿Ese chillido histérico que acabo de oír ha salido de mi garganta? Nunca me hubiese creído capaz de pronunciar semejante sonido. Siento la forma esférica del pomo en la palma de mi mano derecha. Es agradable... bien podría disfrutar de esta sensación un buen rato. Pero estos pensamientos no me van a disuadir ahora. Me observo a mi mismo para vencer la cobardía. Abro la puerta con un gesto firme, seco y entro, sin voluntad...

Ubuntu Hardy Heron





Está a punto de salir la nueva versión de Ubuntu, "Hardy Heron". Se trata de una distro de linux muy amigable para el usuario procedente de Windows y poco familiarizado con los sistemas unix.

Se puede bajar la distro como "live CD", una opción muy recomendable porque permite probar el sistema sin instalarlo, esto es, arrancando el ordenador desde el cd insertado en el lector. La única diferencia con la versión que luego instalas (si lo decides, desde ese mismo cd) es que como todo el sistema se carga y ejecuta en memoria (¿alguien puede imaginarse a Windows funcionando a full desde la RAM?... sorry, no puedo evitar el comentario) la única diferencia, como decía, es que funciona un poco más lento. Lo bueno del live CD es que te permite ver si todo tu hardware y periféricos son compatilbles con la distro, además de permitirte una experiencia directa del sistema para perder el miedo "a lo desconocido".

Se pueden mantener ambos sistemas en el equipo en particiones diferentes, para los que no puedan prescindir de Windows para alguna aplicación concreta (normalmente juegos y, con "Wine", cada vez menos), así que quedan pocas excusas para no probarlo.

Linux es un sistema operativo libre, es decir, el software no es propietario sino que pertenece a todo el mundo, por lo tanto es gratuito. No necesitas antivirus, practicamente no existen virus para Linux ya que durarían un suspiro. No necesitas defragmentar porque su sistema de gestión de archivos, limpio y efectivo le da mil vueltas a "otros" sistemas comerciales. Existe una versión libre de prácticamente cualquier aplicación que se te ocurra, esto es, gratuita. La estabilidad del sistema es impresionante, olvídate de reiniciar, reinstalar... olvídate de "re-todo".

Claro que habrá unos días en los que mientras no te familiarizas con él, probablemente pienses que tu anterior sistema te resultaba más eficiente. Pero te aseguro que merece la pena el período de adaptación. Siempre que alguien que conozco se pasa a Linux, suelo hacerle una pregunta después de un tiempo:

"¿Te has vuelto a enfadar con el ordenador desde que usas Linux?"

Ni que decir tiene que la respuesta siempre es negativa.



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