sábado, 24 de febrero de 2007
Bibo No Aozora, De Ryuichi Sakamoto
Ayer tuve el placer de escuchar por primera vez Bibo no Aozora (me lo envió un amigo... ¡mil gracias Sergio!), un tema musical de Ryuichi Sakamoto incluido en la banda sonora de Babel. Todavía no he visto la película pero, dadas las estupendas referencias que tengo, creo que definitivamente la veré en breve.
Desde que la puse ayer por la noche "repeat on", no ha parado de sonar hasta ahora. No sólo me dormí con ella sino que llevo todo el día envuelta en esta espléndida melodía.
De la altura incluso de Alina (de Arvo Pärt), se trata de una de esas escasas maravillas sonoras que acarician el alma de un modo difícil de explicar (todo esto según la opinión de mi alma, claro está).
Para los que no hayáis tenido la ocasión de escucharla, aquí os dejo esta actuación en directo de 1996 (Trio World Tour). Dejaos acariciar por ella.
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Eva C.
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2/24/2007 10:48:00 p. m.
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Etiquetas: Se hace camino al andar
jueves, 8 de febrero de 2007
¿Qué harás con la brisa cuando sople?
...
en la brisa y el viento.
El qué harás es un sueño del tiempo.
Sueño en el tiempo la brisa de un vuelo
cojo al vuelo el hilo del sueño
y me quedo sin tiempo,
atrapada en el viento
de la inquietud.
Sé por momentos,
que todo el tiempo no es más que un cuento
en el que el viento, la brisa y el vuelo
atrapan el soplo de mi desvelo
en el jardín de mi alma.
El desvelo del alma
es traspasar en un vuelo
el fino velo del cielo
al despertar el alba.
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Eva C.
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2/08/2007 06:03:00 p. m.
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Etiquetas: Poemas propios
lunes, 5 de febrero de 2007
LA TIERRA DE LOS MUERTOS
Se despertó de repente. Estaba aturdido, aún a medio camino entre el sueño y la vigilia. Tenía el pulso acelerado y respiraba de un modo entrecortado y ruidoso. Todavía le parecía oír el eco de aquella voz profunda e inquietante susurrándole al oído:
Trató de tranquilizarse: “Tan sólo es un sueño”, se dijo. Pero un recuerdo lejano, el intento fallido de conspiración contra la corona que él y su hermana Isabel habían encabezado años atrás, regresó ahora a su mente, aumentando considerablemente su desasosiego.
Camina escoltado por guardias entre una multitud que le observa solemnemente. En sus expresiones percibe una mezcla de curiosidad y sobrecogimiento que le inquieta; frente a él se alzan diez estrechos peldaños de madera. Cuando levanta la vista para ver a dónde conducen, un afilado destello le hiela el corazón y lo ciega por unos instantes en el momento en que alguien le susurra al oído:
“Nadie regresa de la tierra de los muertos”
Tras el destello, la imagen de la guillotina se vuelve clara y nítida. La adrenalina corre por sus venas causándole un dolor insoportable, mientras las palabras siguen golpeando su mente a punto de hacerle perder la razón.
Esa noche vuelve a soñar, como cada noche. Ya sólo recupera la cordura en sus pesadillas.
Al despertar, una voz le susurra al oído:
“Nadie regresa de la tierra de los muertos”
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Eva C.
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2/05/2007 11:30:00 p. m.
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Etiquetas: Cuentos propios
jueves, 1 de febrero de 2007
OJOS NEGROS
Por más que lo intento no puedo olvidar sus grandes ojos negros.
Aunque sé que ya nunca se fundirán de nuevo nuestras miradas, que su sonrisa no volverá jamás a despertar la mía y que sus besos son ya, tan sólo un recuerdo.
Ya no soy su confidente, el guardián de sus secretos, cómplice de sus noches de llanto y alcohol. Atrás quedaron los días en que cada mañana coqueteaba conmigo, mientras me susurraba, muy de cerca, palabras de amor y delirio.
El día en que cumplió cuarenta años, sus ojos revelaron, al fin, el odio que llevaba meses intuyendo tras su mirada. Fuera de si, lanzó un grito desesperado y un vaso de güisqui, que se rompió en mil pedazos y partió en dos mi alma.
Ahora sé que nunca me quiso como yo a ella.
Pero a pesar de todo, por más que lo intento, no puedo olvidar sus grandes ojos negros que durante un tiempo fueron toda mi vida. Esos ojos negros que ahora se clavan en mi, desfigurados, mientras me advierte con una mueca grotesca que de esta noche no pasa, que iré a parar a la basura, que le esperan siete largos años de mala suerte y que por eso, me odiará ya para siempre.
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Eva C.
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2/01/2007 08:02:00 p. m.
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Etiquetas: Cuentos propios